PUERTO IGUAZÚ. Conmoción y frustración fue el sentimiento generalizado entre los investigadores judiciales y policiales al enterarse de que el único detenido por el crimen de Liani Itatí Piñeiro se había quitado la vida en la celda de la Unidad de Resguardo y Custodia de Detenidos, situada en el mismo predio de la Unidad Regional V.El muchacho, de 18 años, identificado como Norberto Hernán Céspedes, se suicidó colgándose con el cordón de una de sus zapatillas. El episodio se registró ayer, alrededor de las 7.20, poco después del cambio de guardia.El juez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Juan Pablo Fernández Rissi, fue anoticiado treinta minutos después.Ni bien terminó de escuchar la mala noticia, ordenó la detención del policía que tenía la responsabilidad de custodiar al sospechoso y lo imputó por el delito de “incumplimiento u omisión de los deberes de funcionario público”.En la jornada de hoy, según trascendió, será indagado en sede judicial para que pueda brindar su versión de los hechos.La Jefatura, en tanto, anoticiada del penoso episodio, dispuso el traslado de Asuntos Internos a Puerto Iguazú, para deslindar las responsabilidades que le pudieren corresponder al personal.Eran alrededor de las 7.20 de ayer cuando se escucharon los gritos de varios detenidos en esa dependencia de la UR V, llamando en forma desesperada al llavero. Cuando este arribó al lugar, Céspedes ya estaba sin vida. “Me fui a limpiar atrás y cuando me gritaron, regresé, pero era demasiado tarde”, habría manifestado el agente en su defensa.Llama la atención de que tratándose de un caso sumamente delicado y ante el riesgo latente de un intento de suicidio, la cúpula de la UR V no haya asignado a un hombre de mayor experiencia en la custodia del detenido.Y sobre todo, a sabiendas de que en junio dos jóvenes se habían evadido de la Unidad de Resguardo y Custodia de Detenidos.En este punto es donde la Jefatura policial de Puerto Iguazú no estuvo a la altura de los acontecimientos.Claro está que esta impericia, negligencia o incumplimiento no empaña para nada el eficaz trabajo de aquellos investigadores -policiales y judiciales- que dejaron todo para esclarecer el atroz homicidio de Liani Itatí, que conmocionó a Puerto Esperanza en particular y a la provincia en general. La investigación aún no está terminadaLa investigación por el crimen de Liani Itatí Piñeiro seguirá su curso, al menos hasta que vuelvan los resultados de las pericias de ADN que determinarán en forma indubitable si los vestigios de semen levantados en el cuerpo de la víctima se corresponden con uno o más agresores.Los investigadores, en realidad, jamás terminaron de descartar la hipótesis de dos o más asesinos.Justamente, una de las aristas que despertaba dudas en la Justicia, respecto del número de atacantes, era la gran cantidad de semen levantado en la escena del crimen.Esa duda podrá dilucidarse con las pericias genéticas que se harán sobre las muestras que remitirá la Justicia misionera a laboratorios de Buenos Aires o Rosario, cuestión que aún no se determinó.En caso de que los resultados demuestren que los patrones genéticos corresponden al muchacho que ayer se suicidó en la sección Resguardo y Custodia de Detenidos, dependiente de la Unidad Regional V, la causa se dará por cerrada.Es que al fallecer el único imputado, se produce la prescripción de la acción penal.En la jornada de hoy el juez de Instrucción 3 de Puerto Iguazú, Juan Pablo Fernández Rissi, se disponía a tomarle declaración indagatoria al muchacho de 18 años. En la misma iría a confesar su participación en el hecho más conmocionante en materia criminal de los últimos quince años. Habían sido advertidosFuentes del caso indicaron que el Juzgado de Instrucción 3 y hasta la Secretaría de Apoyo de Investigaciones Complejas (Saic) habían advertido a la Policía de Puerto Iguazú acerca de un eventual intento de suicidio del joven aprehendido por la muerte de Liani Itatí.Sin embargo, todo parece indicar que no se tomaron las medidas adecuadas para evitar un desenlace que no aparecía como descabellado.El personal que trabaja en la sección “Resguardo y Custodia de Detenidos”, en el mismo predio de la Unidad Regional V, no hace otra cosa y tiene como única responsabilidad velar por la seguridad e integridad de las personas privadas de la libertad.Lástima que nadie advirtió a los llaveros, como en la jerga se conoce a los policías encargados de las celdas, que un cordón de zapatilla puede utilizarse como elemento de ahorcamiento.Ojalá que, al menos administrativamente, se sancione al personal que ayer estaba de guardia y también a la cúpula de la UR V, porque cualquier medida de seguridad parte de ella.Por error u omisión, todos son responsables.
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