Posadas. Hugo Arriola (48) y Gustavo Benítez (35) muy conmocionados no podían creer cómo salieron con vida del vehículo que fue aplastado por el brazo de una grúa el jueves por la tarde. Ayer apenas podían contar cómo vivieron el hecho y los treinta eternos minutos que demoraron en rescatarles del auto en el que viajaban. “Yo tenía miedo que la grúa se moviera y nos aplastaría más, no podía ver quiénes llegaban porque estaba totalmente inmovilizado”, comentó Hugo, quien iba de acompañante al lado del chofer y más tiempo demoró en ser rescatado.Ayer los compañeros de trabajo, integrantes de una organización social, comentaron que entre cinco se dirigían en el Chevrolet Corsa hacia el centro y aguardaron unos segundos en el semáforo y cuando avanzaban hacia Quaranta el brazo de casi treinta toneladas aplastó el vehículo. “No nos dimos cuenta qué pasó, fue un ruido y ya estábamos aplastados”, manifestó con la voz entrecortada por la emoción Arriola, quien reiteró que el jueves por la noche abrazó a su familia y agradeció a Dios la nueva oportunidad de vida. El hombre agregó que lo peor fue el tiempo que se tardó en rescatarlos y que resultó más desesperante y “traumático” que su hijo de catorce años le hablara, mientras él permanecía inmovilizado. “Primero tenía muy apretado el pecho y la rodilla, después movieron un poquito y me siguió presionado fuertemente la rodilla”. “El chofer del camión de la grúa cuando vio lo que pasó salió a correr, no sabía qué hacer, gritaba”, recordó Arriola, quien agradeció profundamente a todos sus compañeros, su familia y la gente que se acercó. Asimismo, destacó la colaboración del chofer que a cargo de una maquinaria pesada ayudó para mover el brazo de la pesada grúa, ya que según dijo “ni los bomberos sabían ni tenían cómo sacarnos del auto”. Gustavo Benítez (35), el chofer del auto, ayer estaba con las manos vendadas y tampoco salía de su asombro al mirar nuevamente las imágenes del accidente por la televisión. “La verdad que volvimos a nacer, milagrosamente salimos con vida, no vimos qué pasó, cuando nos dimos cuenta ya teníamos la pesada grúa encima”, comentó por su parte Benítez, quien señaló que por la noche del jueves fueron a la seccional Octava a mirar el estado del vehículo y quedaron sorprendidos de que la grúa ya no estuviera porque había sido liberada. “Sólo esperamos que no vuelva a trabajar en esas condiciones”, coincidieron. “Ni un llamado de Emsa”Arriola y Benítez agradecieron a todas las personas que colaboraron en el rescate, pero criticaron la actitud de los responsables de la empresa Emsa y de la grúa que casi termina con sus vidas: “Ni siquiera un llamado para saber cómo estábamos recibimos, tampoco para facilitarnos los medicamentos que pudiéramos llegar a necesitar”. Arriola agregó que después del rescate fueron atendidos en el Hospital Madariaga, pero ayer uno de sus compañeros seguía buscando la forma de que algún dentista lo viera, ya que sufrió la rotura de algunos dientes en el fuerte impacto de la grúa. Por otra parte, pidieron un mayor control y que la pesada máquina no saliera a la calle, aunque desconocen qué sucedió, indicaron que hay fotos que muestran que “estaba completamente rota y por eso se desprendió”. “Además nos sorprendió que cuando fuimos a la Octava (el jueves por la noche) a ver el estado en el que quedó el auto, la grúa ya no estaba”, insistió Arriola.Los accidentados señalaron que ahora más que nunca seguirán trabajando por las personas que más necesitan.
Discussion about this post