GOMA, República Democrática del Congo (AFP-NA). Los rebeldes del M23, bajo fuerte presión diplomática, aceptaron ayer retirarse de Goma, la ciudad estratégica al este de la República Democrática del Congo (RDC) que ocupaban desde hacía una semana.“Mañana o pasado mañana (…) o como más tarde dentro de tres días dejaremos Goma”, dijo a la AFP el general Sultani Makenga, jefe de Estado Mayor del Movimiento del 23 de marzo (M23), formado por antiguos rebeldes que entraron en el ejército en 2009 tras el acuerdo de paz y luego se rebelaron a principios de este año al considerar que al acuerdo no se respetaba.“Nos habían pedido retirarnos a veinte kilómetros (de Goma) y vamos a hacerlo, no hay problema”, aseguró el general. Esta retirada de veinte kilómetros al norte de la ciudad corresponde a la posición que los rebeldes ocupaban antes de lanzar el pasado 15 de noviembre su ofensiva hacia Goma después de tres meses de tregua. El 20 de noviembre, los rebeldes tomaron la ciudad sin que el Ejército congoleño, que cuenta con el apoyo de los helicópteros de la ONU, opusiera resistencia.El sábado pasado cuatro jefes de Estado de la región de los Grandes Lagos, reunidos en Uganda, pidieron a los rebeldes detener la guerra y abandonar antes de 48 horas (es decir, antes del martes) la capital de Kivu Norte, una rica región minera. A cambio, el Gobierno congoleño se había comprometido a “tomar en cuenta las reivindicaciones legítimas” de los rebeldes.Pero el M23 exigía “negociaciones directas” con el presidente de la RDC, Joseph Kabila, antes de retirarse de Goma, mientras que el Gobierno consideraba la retirada de esa ciudad como un “imperativo ineludible” antes de empezar a negociar. Este martes, el M23 se comprometió a una retirada total y sin condiciones de Goma que terminará “en 48 horas”, confirmó Aronda Nyakairima, el jefe de Estado Mayor del Ejército ugandés, el país que actúa como mediador en la crisis.Los soldados del M23, esencialmente tutsis congoleños, piden quedarse en su región de Kivu para proteger a sus familias y se niegan a ser dispersados en los regimientos del Ejército del país. También quieren conservar dentro del Ejército los grados que tenían antes de la rebelión. La RDC y la ONU acusan a Ruanda y Uganda de apoyar a los rebeldes, algo que ambos países desmienten.
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