Recibieron un auto de soltura, aunque continúan vinculados a la causa. Los apresados están imputados por incendio y homicidio. El crimen tuvo lugar el sábado 17 de febrero.
Cuatro de los ocho involucrados en el crimen a golpes de Gilberto Díaz (28), en un presunto caso de justicia por mano propia registrado en El Soberbio, recuperaron la libertad.
En las últimas horas recibieron un auto de soltura, aunque permanecen ligados al expediente, al menos hasta tanto se resuelva qué grado de participación tuvieron en el hecho.
La resolución fue adoptada por el magistrado Gerardo Casco, titular del Juzgado de Instrucción 3 de San Vicente, quien consideró que las pruebas en contra de los cuatro recientemente liberados no reflejan con contundencia algún grado de participación en el delito de homicidio simple.
No obstante, a diferencia de ese grupo, la situación procesal de los otro cuatro involucrados, quienes permanecen tras las rejas, resulta más compleja.
Sucede que mediante testimonios de testigos e incluso del propio sobreviviente, quien logró escapar de los autores e internarse en el monte, Casco tendría indicios para suponer que ese grupo tuvo una participación directa a la hora de quitarle la vida a Díaz.
Es por ello que, según pudo confirmar PRIMERA EDICIÓN mediante sus fuentes, esos cuatro sospechosos permanecen detenidos e imputados por el delito de incendio y homicidio simple. Hasta el momento, están sindicados como los autores de la brutal golpiza que derivó en el crimen.
Según la reconstrucción realizada por los investigadores, Díaz y Osmar (28), su compañero, se encontraban en el lugar cuando apareció un grupo de al menos ocho vecinos de la zona. Los recién llegados, al parecer, pretendían cobrarse venganza tras una serie de hechos delictivos que atribuían a Díaz y su supuesto cómplice.
El grupo literalmente copó la casa y llevó afuera a sus dos ocupantes. Incendió el inmueble y, luego, comenzó a agredir a golpes de puño, patadas y palazos al dúo. En un descuido, Osmar logró escapar a la carrera, no sin antes recibir un disparo de arma de fuego en una pierna.
Malherido, corrió hasta la casa de un familiar de Díaz para informar sobre lo sucedido. Después, siguió camino hacia la espesura del monte, donde permaneció oculto por temor a que lo encontraran durante seis días. Cuando la Policía lo encontró, cerca del arroyo Paraíso, a 40 kilómetros de El Soberbio, confesó que debió alimentarse de lo que pescó en el lugar para sobrevivir.
Lo cierto es que, días antes, cuando Osmar dio aviso, familiares de Díaz fueron hasta la escena y se encontraron con el joven en plena agonía. Fue trasladado de urgencia al Hospital SAMIC de Oberá, donde finalmente falleció alrededor de las 15.30 del miércoles 21 de febrero.
La investigación no resultó sencilla para los detectives de la Unidad Regional VIII de San Vicente. Cuando llegaron al Paraje Capibara, los vecinos aseguraron no saber absolutamente nada de lo sucedido. Sin embargo, ese pacto de silencio se rompió y todo terminó por salir a la luz.
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